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Pintor castellano muy influido por los estilos góticos incipientes. Su pintura sentimental y serena, viva y realista, resulta admirable por su colorido y su natural interés por el movimiento, los gestos expresivos y la composición escénica armónica y sugestiva.
En algunas obras de juventud, como en el "San Ildefonso" de la Catedral de Zamora, y en el retablo de "La Virgen", en el "San Andrés" y en el "San Cristóbal" de la catedral vieja de Salamanca, se muestra ya como maestro consumado, creativo y original.
Las tablas de la colección Weibel, hoy en Madrid, son signos de su plenitud creadora y de una piedad delicada y firme, que hoy todavía se admira.
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